El accidente que sacudió a toda Euskadi.
Se van a cumplir 22 años del trágico accidente del monte Oiz. Para muchos de nosotros fue una de las experiencias mas duras con las que hemos tratado en todos estos años de profesión.
El lugar donde se estrelló el aparato ofrecía una imagen desoladora. Cuerpos destrozados, colgando de los árboles, esparcidos, vísceras, cabezas, todo era macabro.
El Alhambra de Granada, el avión de Iberia procedente de Madrid con destino a Sondika, impactó con la antena de ETB en el Oiz. Su ala izquierda se partió y el avión se despedazo en su caída por la ladera.
Aquel martes se presentaba nublado, una manta de nieve cubría el Durangesado.
Los 141 pasajeros que viajaban a bordo y sus siete tripulantes murieron en el acto. Los restos de los cuerpos quedaron esparcidos en 2 kilómetros a la redonda.
Fue habilitado como depósito de cadáveres, lo que hoy día es el parque de bomberos, el antiguo cuartel de Garellano en Bilbao.
La laboriosa recogida de los cuerpos despedazados de los 148 ocupantes del vuelo 610 de Iberia comenzó sobre las tres de la tarde, una vez que el juez de Durango lo autorizó. Entre miembros de la Ertzaintza, Guardia Civil, DYA, Cruz Roja, Protección Civil, Bomberos y voluntarios más de 700 personas. Así, a las 19.00 horas de ese mismo 19 de febrero, siete helicópteros hacían su entrada en el viejo recinto del cuartel de Garellano portando las 70 cajas donde se encontraban los restos rescatados en el lugar del accidente. Tras la conclusión provisional de aquellos trabajos macabros de identificación, no pudo llegarse a determinar a quiénes correspondían los restos de nueve personas. Acabaron siendo enterrados en una fosa común del cementerio de Derio.