Fueron unos 8.000 litros de gasóleo, según los Bomberos. Estaban destinados a calentar durante todo el invierno la residencia de mayores que la congregación religiosa Hermanitas de los Pobres tiene en Bilbao, pero acabaron causando un aparatoso incidente en el barrio de Atxuri de la capital vizcaína. Por causas que se investigan, el camión que transportaba el combustible no realizó correctamente el trasvase al depósito del geriátrico y el líquido contaminante terminó derramándose por las calles y el parque que se ubica en las inmediaciones de la Plaza de La Encarnación.
El retén de Bomberos que se desplazó hasta la calle George Steer colocó barreras y recogió más de mil litros de combustible. :: LUIS CALABOR
Fuentes del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco rebajaron a 5.000 los litros que se escaparon del vehículo pesado. Un portavoz aseguró que el vertido no alcanzó la ría, aunque, al cierre de esta edición, no se descartaba que parte del líquido derramado fuera a parar finalmente al cauce del Nervión a través de la red de pluviales. El lugar del suceso está a sólo 200 metros del curso fluvial.
Todo comenzó al filo de las tres de la tarde. A esa hora, un camión cargado de combustible para la caldera del edificio que tienen las Hermanitas de los Pobres en Atxuri llegaba a las instalaciones. Sin embargo, buena parte del combustible no acabó en el depósito sino que se filtró a través de la ladera sobre la que se asienta el inmueble que gestionan las religiosas, en la avenida Camino del Bosque, muy cerca de la recién inaugurada calle de George Steer. El gasóleo comenzó entonces a brotar por el muro situado en los aledaños. Los Bomberos y la Policía Municipal no tardaron en llegar hasta el lugar del accidente.
Gran pendiente
Durante varias horas, la tapia de piedra sudó gasóleo. Y lo hizo poco a poco, pero sin cesar, como la pared de una cueva. Este lento avance y la gran pendiente de la zona hicieron que los Bomberos y los técnicos de Medio Ambiente del Gobierno vasco tuvieran que emplearse a fondo durante toda la tarde. Al cierre de esta edición, el operativo de contención aún no había sido retirado y el gasóleo continuaba saliendo a la superficie a través de las grietas.
En la residencia no hubo problema alguno. «Ha sucedido en el patio y aquí no nos ha afectado para nada», explicó una religiosa. En las calles cercanas, sin embargo, la Policía Municipal tuvo que regular el tráfico. Se esparcieron varios cientos de kilos de arena para absorber los hidrocarburos derramados. Los Bomberos, por su parte, colocaron un dispositivo de barreras y una bomba de succión.
Con suma paciencia, el gasóleo recogido fue depositándose en una gran bañera estanca. «Habremos recogido más de un millar de litros», explicaba uno de los miembros del retén destacado. «Menos mal que no ha sido gasolina, que es mucho más volátil y peligrosa», señalaron.
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