La caída de parte de una fachada a la vía pública armó un
gran revuelo en la tarde de ayer en el centro de Bilbao. El
desprendimiento de varios cascotes de gran tamaño procedentes del alero
del edificio que Telefónica tiene en la calle Buenos Aires no causó
heridas ni desgracias personales, pero obligó a cortar durante
aproximadamente dos horas el tranvía, en el tramo comprendido entre Pío
Baroja y Atxuri. Los Bomberos y la Policía Municipal también cerraron
durante más de 90 minutos al tráfico rodado y a los peatones buena parte
de la calle Colón de Larreátegui.
El trozo de alero cayó en la vía pública y se partió en pedazos. :: L. G. GÓMEZ
Los hechos sucedieron pasadas las 19.30 horas. Uno o
varios trozos de piedra del edificio cayeron desde un cuarto piso y
estallaron en decenas de pedazos, desatando la alarma entre los
viandantes y conductores que pasaban por allí. Por fortuna, los cascotes
no golpearon a nadie. Sin embargo, el incidente alteró los planes de
muchos bilbaínos y vizcaínos que ayer se encontraban en la villa
disfrutando de una calurosa tarde de ocio o rebajas.
Casi inmediatamente la Policía local acordonó la zona.
Estableció un perímetro de seguridad y alertó a los Bomberos para que
acudieran a revisar el edificio. El objetivo: garantizar que no se
produjeran nuevos desplomes. Los profesionales en la lucha contra
incendios no tardaron en hacer acto de presencia. Lo primero fue dar la
orden de paralizar el tranvía, entre Atxuri y Pío Baroja. El tren ligero
pasa a escasos metros del inmueble de Telefónica y la catenaria
representa un peligro para cualquier trabajo aéreo que se vaya a
desarrollar en sus proximidades. Cortada la electricidad, se desplegó la
grúa y se procedió a verificar el estado de la fachada.
Poco después, la contingencia quedó resuelta. Primero se
abrió la calle (21.20 horas) y después se recuperó el servicio del
tranvía (21.50).
El desprendimiento de cascotes de edificios sucede con
relativa frecuencia en la villa, que cuenta con un buen número de
inmuebles históricos. El 25 de octubre de 2010, una joven de 31 años
murió en la Gran Vía tras ser alcanzada por un pedazo de fachada. En los
últimos tiempos, el Consistorio ha puesto especial celo en que las
comunidades de vecinos revisen el estado de sus inmuebles.
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