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El fuego se extendió con rapidez por el piso y la mujer se refugió en el
balcón. Allí aguantó mientras se cubría boca y nariz con un pañuelo
hasta que la evacuaron. :: FOTOS: LUIS CALABOR |
Cuatro horas después del incendio, Jorge y Javier no
habían conseguido reponerse del susto. Los conserjes del número 53 de la
calle Autonomía habían visto «la situación muy complicada» e insistían
en agradecer la rápida actuación de los Bomberos de Bilbao. «Las llamas
habían acorralado a Itziar en el balcón y estoy convencido de que no
hubiese podido aguantar ni cinco minutos más, porque el interior del
piso ha quedado calcinado», aseguraba Javi. La vecina, de 78 años y con
tres hijos -aunque vive sola- fue rescatada con una escala y atendida,
al igual que un miembro del servicio municipal de extinción, de una leve
inhalación de humos en la ambulancia.
Todo ocurrió «demasiado deprisa, hacia las 9.30 horas.
Limpiábamos las escaleras cuando nos alertaron desde el exterior de que
había un piso en llamas», reconocía Jorge. Era el quinto C del portal A
-el 53, además de 15 pisos de altura, tiene cuatro escaleras
diferentes-.
«No se veía nada»
Cuando quisieron reaccionar, los Bomberos ya entraban en
el edificio y fuera esperaban varios camiones preparados para
intervenir. Según los porteros, los efectivos trataron de abrir la
puerta del domicilio particular, «pero al ser de seguridad no pudieron».
La velocidad con que el fuego se propagaba por el piso había obligado a
Itziar a recluirse en el balcón y no había tiempo que perder. La
escalera interior estaba inundada de humo, por lo que la escala se
antojaba como la mejor solución. En unos minutos los miembros del
servicio municipal de incendios lograban llegar hasta la mujer y bajarla
sana y salva.
Sofocar las llamas, sin embargo, se antojaba más
complicado. Su virulencia y la consiguiente humareda aconsejaron un
desalojo preventivo de los residentes en la escalera. Todos menos Rosa
Elizalde, que vive encima del piso siniestrado y que debido a la
enfermedad de su madre optó por refugiarse en un salón. «Había aseado a
mi madre en el baño y apenas si pude entrar a la cocina porque no se
veía nada por el humo», aseguró. La escalera estaba igual y, «aunque un
bombero quiso ayudarnos a bajar, optamos por quedarnos en casa». En
apenas dos horas los demás vecinos retornarían a sus casas.
Según explicaron a Elizalde responsables del operativo de
intervención, «el incendio se provocó en una habitación que da al
edificio de la Fraternidad Anaitasuna». Fuentes municipales añadieron
que los Bomberos barajan la hipótesis de que una vela ocasionara el
incendio. Varias dotaciones del cuerpo se quedaron en previsión de que
se reavivara el fuego, como de hecho ocurrió a primera hora de la tarde.
Desde el Ayuntamiento confirmaron que fue sofocado «en muy poco
tiempo».