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26.6.07

El rescate de Idoya

ENFADO. Idoya (izquierda), con su amiga Iratxe, señala el lugar donde ocurrió el suceso. / BORJA AGUDO

Se lanzó a la ría a medianoche para salvar a un joven y tuvo que esperar «45 minutos en el agua» a los servicios de emergencias.

Idoya, 50 kilos de nervio con ropa de moda, se pone aún más eléctrica cuando se enfada. Gesticula, traza amplias parábolas con los brazos y tintinean sus pulseras de oro. Tiene postillas en las muñecas y en las piernas. Idoya se enfadó mucho esta semana, y le dura el cabreo. No es porque haya tenido que lanzarse a la ría a las doce de la noche para salvar a un chaval; «eso lo hubiera hecho cualquiera», dice. A sus cuarenta años, le come la rabia porque estuvo durante «tres cuartos de hora» en el agua fría y sucia luchando por evitar que ella y el cuerpo inerte que sostenía se fuesen al fondo. Y eso, después de llamar en «dos ocasiones» al 112.

Ocurrió el miércoles cuando paseaba por el muelle de La Merced con sus amigos Patxi y Iratxe, cada uno con su perro. Se sentaron a la altura del puente de La Ribera. «Vimos que en la otra orilla un chico pasaba al otro lado de la barandilla». El chaval se agarraba a la barra, a su espalda. Enfrente tenía la ría. «Se le soltó una mano; no sé si se cayó o se tiró, pero se fue al agua. ¿Plaf! Superfuerte». Entonces llamó al 112. Dio las indicaciones oportunas sin apartar la vista del cuerpo. «Se quedó boca abajo, flotando». Muy lentamente la corriente le hacía avanzar. «¿Que no se le ve!», gritó Iratxe cuando pasó bajo el puente. «Iba hundiéndose poco a poco y ni se movía».

Cuando al infortunado sólo se le veía el pelo, Idoya cruzó el puente a la carrera y volvió a llamar al 112. «'¿Que aquí hay un tío que se está ahogando!', le dije a la telefonista. '¿Por qué no viene nadie?' Y me empieza a preguntar que si está vivo o muerto... ¿Y yo que sé!». El solo recuerdo le hace pronunciar muchas palabrotas con cierta elegancia. Se quitó la chaqueta y se lanzó a esa superficie misteriosa desde una altura de cuatro metros. «Me tiré a lo bomba, porque no sabía lo que me iba a encontrar en el fondo. Era blando, por el fango, y me dio mucho asco». Nadó hasta el cuerpo, le sacó la cabeza del agua y adoptó la postura de salvamento propia de estos casos. «Le di tortas, le grité '¿respira, respira!', pero él no decía nada. Estaba aterrada pensando que se moría en mis brazos».

La manguera

La providencia quiso que en ese mismo momento unos barrenderos anduviesen cerca. Lanzaron una manguera al agua y así consiguió Idoya un punto de apoyo. «Con la mano derecha me agarré a la manguera y con la izquierda sujetaba al chico por el cuello. La espalda la apoyaba en el muro», negro de noche y verdusco de día.

Lo que no esperaba Idoya era que la Ertzaintza tardaría en llegar «veinte minutos. Las piernas me temblaban muchísimo, estaba muerta de frío. Pero cuando llegaron no hicieron nada. Ocho tíos y sólo me iluminaban con la linterna desde arriba. Estaban esperando a los Bomberos». Cuando llevaba 25 minutos en el agua «me puse a chillar, ya no podía más. Entonces mi amigo Patxi empezó a desvestirse para saltar. Y sólo entonces le dio a un ertzaina por actuar. Por vergüenza, supongo. Aún decía que igual se le cortaba la digestión». No sólo eso. «Cuando estaba en el agua, va y me dice que no sabe nadar muy bien. Yo le contesté, 'pues con los dos no puedo'».

Aún tuvieron que estar «otro cuarto» de hora en el agua a la espera de los Bomberos. «Estarían haciéndose fotos», lanza con malicia. «Y cuando llegan, van y dicen, '¿hará falta que echemos la zodiac?'. Yo ya flipé». Vuelve a lanzar improperios. El caso es que no lanzaron la lancha y tuvo que subir agarrada a la manguera. «Me izaron a pulso. Ahí me hice las heridas en los brazos y las piernas».

Idoya acabó con hipotermia en el hospital y debe tomar antibióticos para las heridas y por el agua que tragó. Del chaval «me dijeron que estaba muy mal». De los servicios de emergencias «espero no tener que necesitarlos nunca. Y, encima, veo en el periódico que la Ertzaintza salvó heroicamente a dos personas en la ría».

LUIS LÓPEZ/BILBAO

Como miembro de Bomberos, felicitar a Idoya por su actuación, y pedirla disculpas si la intervención no ha sido lo que se espera de los servicios de emergencias.

Me gustaría, se aclare todo lo que paso desde que llamaron al 112, porque me parece grabe que se nos necesite y se actué, tarde y mal.

Espero se tome buena nota del hecho y no vuelva a suceder.

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