Un bombero sofoca el fuego que se produjo en la calle Correo en septiembre de 2008. ( Foto: Oskar Martínez)
HAY cosas que no deberían perderse en el tiempo. Historias que tendrían que permanecer. Son momentos que se grabaron en la retina de quienes fueron los protagonistas en el desempeño de su trabajo: bomberos. Situaciones entrañables en algunos casos, que despiertan una sonrisa en otros, y las menos que querrían olvidar. Es el argumento de Bilbao, historias de bomberos.
Fue idea de Jesús Delgado que lleva diez años enfundándose en el uniforme. Ingresó en el cuerpo de la capital vizcaina hace tres y abrió sus oídos durante las horas que pasan en el parque, cuando la alarma no suena. Los más veteranos contaban sus experiencias, y pensó que se perderían si no hacía algo. Así comenzó a gestarse este documental, a fuego lento hace un año. Ahora está a punto de ver la luz.
"Llevaba tiempo dando vueltas a la cabeza", por lo que decidió fotografiar algunas de las salidas como un importante incendio en la calle Dos de Mayo y otro, "una de las más importantes que he vivido", en la calle Correo, en septiembre de 2008, coincidiendo con la Final de Maestros del Gran Slam en Bilbao, recuerda.
En esta última le acompañó un fotógrafo de DEIA Oskar Martínez que realizó un montaje de imágenes y que sirvió de empujón definitivo para que Jesús se animase a filmar los relatos de su profesión que había estado escuchando durante dos años. "No quería que se perdieran".
El hilo conductor del reportaje es un bombero nuevo que entra en su turno de trabajo una mañana. A partir de ese momento, se muestra la vida en el parque, la rutina, sus entrenamientos, aficiones y las relaciones entre ellos aderezadas con las narraciones de los más expertos y la recreación de tres de las historias en las que han participado más de 50 de los 180 bomberos de intervención que hay en la villa. A ellos se han sumado actores profesionales y buena parte de sus amigos.
Pero éste es el resultado de doce meses de trabajo. Después de aquel aparatoso incendio en el Casco Viejo hace más de dos años pidió permiso a sus superiores y empezó a marcarse fechas. Eso sí, esperaría a que naciera su hija, que llegó el 11 de abril, y señaló en rojo "un día especial" en el que el comenzaría a trabajar en esto, el 13 de mayo cuando el Athletic jugó la final Copa contra el Barcelona.
Había que aprovechar el momento, antes de que estos profesionales se trasladen a las nuevas dependencias de Miribilla y Deusto, y Garellano desaparezca. Cámara en mano ese día comenzaron las grabaciones de este reportaje de bomberos hecho de principio a fin por ellos mismos. Con su propia grabadora y un equipo de sonido alquilado reunió en el txoko municipal de Zamudio, su pueblo natal, a trece compañeros de Bilbao, elegidos por ser "los mejores contadores de historias".
Todo fue premeditado y calculado. Preparó una comida en un ambiente agradable y, a los postres, en un mesa con forma de semicírculo situó a los bomberos y fue recogiendo sus testimonios con dos cámaras. Las anécdotas se sucedían, un relato se hilaba con otro, o se ayudaban a completarlos cuando alguno no lo recordaba bien. El hombre rana, Miguel Vivo, puso su grano de arena relatando las tres veces que le salvaron la vida y aquella en la que murió su compañero. Y es que "hay cosas que te dejan marcado". Entre risas y recuerdos "algo nació aquel día", dice Jesús. El resultado fue la primera hora de película.
El siguiente escenario fue Bilbao Arte, donde volvieron a grabar pero con mejores medios técnicos. Y de ahí pasaron a realizar un trailer que presentaron al Ayuntamiento de Bilbao. Les dio una carta de interés, es decir, un documento que certificaba que la institución estaba interesada en el proyecto y que pondría los medios para facilitar el trabajo. Además, les asignó una subvención de 3.000 euros. Después del Consistorio, los actores pudieron visionar el fruto de su esfuerzo en el Hotel Uribe de Plentzia. A partir de ese momento se pusieron a trabajar en firme Aritz Albaizar en la infografía, Asier Abio y Víctor Aginako de Distopía Producciones, y Jesús.
Entre sonrisas y lágrimas
La vida es bella
Entre las historias, los padres de esta criatura destacan algunas. El pasado 8 de marzo, jornada en la que los bomberos celebran la festividad de su patrón, sonó la alarma a 8.15 horas de la mañana. Aquel día nevaba. La urgencia se había producido en la pasarela de Pedro Arrupe que une la Avenida de las Universidades y Abandoibarra. Sobre la barandilla había un hombre cantando "la vida es bella" con mucha alegría. Dos bomberos le sujetaban, cada uno por una pierna. A uno le acusaba de querer desnudarle y al otro le pedía "besitos". Desconoce si se cayó o se tiró, pero fue a parar al agua de la ría. Ésta es una de las historias que han recreado. Las imágenes de la parte superior de esta información sobre el rescate de esta persona pertenecen a esa parte del documental.
Jesús recuerda la aventura de Eulogio Esteban, ya jubilado, de la que dio buena cuenta la prensa en enero de 1968 ya que le valió la medalla de Salvamento y Socorrismo "por su demostrada valentía". En Año Nuevo se declaró un incendio en un segundo piso de la calle Elcano y este bombero entró a rescatar una a una a tres niñas, la madre y la empleada de hogar.
Cierto es que ponen coraje en su trabajo, y parte de corazón. Por eso tiene un gran valor para estos profesionales el agradecimiento que les llega en forma de cartas con remite de las personas rescatadas. Una de estas misivas llegó, con dibujo incluido, en diciembre de 2007. La mano de un niño se había quedado encajada entre una puerta y el marco. Tuvieron que usar una palanca para liberarlo.
Asier ultima ahora la difícil tarea de reducir 25 horas de grabación a 52 minutos que deberá entregar a Jesús el próximo día 16. Esperan respuestas de la televisión para emitirlo en la pantalla pequeña. ¿Y a futuro? Jesús ya está pensando en un libro que recogería estas historia. Pero todo se andará.
Rosa Martín - Domingo, 11 de Abril de 2010 - Actualizado a las 10:39h.
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