La delegación que defenderá los colores de Bilbao posa en las escaleras del Consistorio. :: IGNACIO PÉREZ
La participación en los Juegos será masiva. Fuentes de la organización calculan que 18.000 policías y bomberos de 70 países competirán en las diferentes disciplinas. Una elevada cifra de contrincantes que no amedrenta a la expedición bilbaína, que se ha propuesto superar las 24 medallas cosechadas hace dos años en Canadá. La representación municipal estará compuesta por 23 hombres y una mujer, pero, en un terreno aparentemente masculino, la participación femenina despierta un gran respeto. No en vano, la policía municipal y karateka Amaia Frontaura, baja en esta ocasión por maternidad, es la integrante más laureada del equipo con más de diez metales.
«No hay piques»
Los funcionarios aseguran que «no hay piques» entre ellos. El guardia Manuel Coloma, que ya ha ganado dos medallas, sostiene que «a veces nos tenemos que enfrentar entre compañeros, pero, con tal de que sumemos medallas, no me importa ser segundo». Es optimista, pero advierte que sus aspiraciones pueden tropezar con un obstáculo insoslayable. «Aunque cada vez contamos con más gente nueva, resulta complicado que se impliquen en las disciplinas más exigentes». Y es que los participantes en estos Juegos Mundiales se someten a duras pruebas de entrenamiento. «A causa del trabajo, estamos siempre en forma, pero para participar en esta cita, necesitamos una preparación específica de un año», asegura el bombero y medallista, José Ángel Izaguirre. Los dos cuerpos disponen de preparadores para garantizar la puesta a punto.
Tienen tanta ilusión que nadie duda en que harán un buen papel, aunque eso no basta para conseguir medallas. Txomin Rementería, policía y oro hace dos años en una especialidad de remo, lanza un aviso a navegantes. «Para destacar en las pruebas hay que estar al 105%». En un grupo en el que prevalece la juventud, Rementería, con tres participaciones a sus espaldas, representa la experiencia. El también pagó la novatada. «Fui a una carrera y estaba tan nervioso que olvidé las zapatillas. Tuvieron que prestármelas». Y es que, a su juicio, este es el aspecto más destacado de la aventura. «La convivencia es genial».
elcorreo.com
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