La solución es una batería de aspersores que, en caso de
necesidad, lanzarán agua nebulizada. Dicho de forma coloquial, emanarán
una fina capa de partículas de agua a presión sobre el foco del incendio
para impedir que el calor se propague hasta dañar la estructura.
Aislarán la zona en la que se desate el suceso y reducirán la
temperatura drásticamente. Las mangueras están preparadas para responder
hasta en el supuesto más extremo: el accidente de un trailer que porte
productos inflamables. En ese caso la situación podrá estar controlada
durante al menos «dos horas».
Imagen del simulacro realizado en abril /E.C |
Más allá de las habituales medidas de seguridad de las
carreteras -los nuevos accesos también tendrán barreras, puestos de
socorro, zonas de evacuación, videocámaras...-, los incendios en túneles
suponen un riesgo extra. No sólo para los ocupantes de los vehículos,
también para la estructura de hormigón, su revestimiento y las
instalaciones mecánicas y eléctricas. «Los aislantes han avanzado mucho
pero no resisten todo, las Torres Gemelas acabaron viniéndose abajo por
los daños y el calor», recuerdan desde el Departamento foral de Obras
Públicas y Transportes. Por eso, el agua nebulizada se centrará en
Bentazarra. Para mantener a salvo la autopista A-8. «No es un sistema
para salvar vidas, la gente tendrá que ser evacuada antes, porque nadie
puede aguantar una 'ducha' de agua a esa presión», advirtieron las
mismas fuentes.
En espacios confinados bajo tierra, como los túneles de
carretera, los fuegos son particularmente peligrosos porque pueden
extenderse extremadamente rápido, generando muy altas temperaturas y
amplificando los riesgos generados por el derrame de combustible y por
el humo tóxico. En todo caso, hay que recordar la mayor parte de los
nuevos accesos de San Mamés no se encuentran totalmente soterrados y que
ya han sido puestos a prueba dos veces. Durante el pasado mes de abril,
la nueva conexión se enfrentó a sendos simulacros en los que la
infraestructura sacó «buena nota», precisó ayer la diputada de
Transportes y Obras Públicas, Itziar Garamendi.
La M-30 y la A-86 francesa
Con los cercanos ejemplos de los túneles de la madrileña
M-30 y la superautopista A-86 francesa bien presentes, los técnicos
forales han optado por el agua nebulizada pese a su alto coste -no se
desveló cuál ha sido el desembolso total-. Su eficacia radica en la alta
presión a la que se proyecta el agua, miles de gotas con una gran
superficie específica que consiguen un intercambio de calor con el fuego
que hace que la temperatura en el entorno baje rápidamente. En el caso
del túnel de Bentazarra, la galería se ha dividido en 21 secciones de 24
metros de longitud cada una para tener 'a tiro' el foco de fuego en
cualquier punto. El agua se rociará a más de 70 bares de presión, para
lo cual se utilizarán 36 bombas de 36 kilovatios cada una que se
alimentan desde un depósito de 300 metros cúbicos. A salvo de cortes
eléctricos y «el mayor apagón que pueda darse en Bilbao», el 'cerebro'
que activará los mecanismos en caso de accidente se encuentra ubicado en
un punto indeterminado de la A-8 para evitar sabotajes.
elcorreo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario