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15.5.13

Agua a presión para salvar la autopista

Los nuevos accesos a Bilbao que conectarán la A-8 con el centro de la villa a través del entorno de San Mamés contarán con un dispositivo antiincendio pionero, apenas otras nueve carreteras del mundo disponen de un sistema parecido para prevenir catástrofes. El alto coste de las medidas de prevención hacen imposible su implantación en toda la carretera, por eso se limitarán al nuevo paso soterrado de Bentazarra, el punto crítico del nuevo nudo viario. La zona en la que confluirán 100.000 coches diarios: los que tomen la nueva entrada a la capital vizcaína y los que sigan circulando por la autopista hacia Gipuzkoa o Cantabria. «Si pasara algo ahí se colapsaría la vía, se vendría todo abajo», explicaron ayer portavoces forales.
La solución es una batería de aspersores que, en caso de necesidad, lanzarán agua nebulizada. Dicho de forma coloquial, emanarán una fina capa de partículas de agua a presión sobre el foco del incendio para impedir que el calor se propague hasta dañar la estructura. Aislarán la zona en la que se desate el suceso y reducirán la temperatura drásticamente. Las mangueras están preparadas para responder hasta en el supuesto más extremo: el accidente de un trailer que porte productos inflamables. En ese caso la situación podrá estar controlada durante al menos «dos horas».
Imagen del simulacro realizado en abril  /E.C

















Más allá de las habituales medidas de seguridad de las carreteras -los nuevos accesos también tendrán barreras, puestos de socorro, zonas de evacuación, videocámaras...-, los incendios en túneles suponen un riesgo extra. No sólo para los ocupantes de los vehículos, también para la estructura de hormigón, su revestimiento y las instalaciones mecánicas y eléctricas. «Los aislantes han avanzado mucho pero no resisten todo, las Torres Gemelas acabaron viniéndose abajo por los daños y el calor», recuerdan desde el Departamento foral de Obras Públicas y Transportes. Por eso, el agua nebulizada se centrará en Bentazarra. Para mantener a salvo la autopista A-8. «No es un sistema para salvar vidas, la gente tendrá que ser evacuada antes, porque nadie puede aguantar una 'ducha' de agua a esa presión», advirtieron las mismas fuentes.
En espacios confinados bajo tierra, como los túneles de carretera, los fuegos son particularmente peligrosos porque pueden extenderse extremadamente rápido, generando muy altas temperaturas y amplificando los riesgos generados por el derrame de combustible y por el humo tóxico. En todo caso, hay que recordar la mayor parte de los nuevos accesos de San Mamés no se encuentran totalmente soterrados y que ya han sido puestos a prueba dos veces. Durante el pasado mes de abril, la nueva conexión se enfrentó a sendos simulacros en los que la infraestructura sacó «buena nota», precisó ayer la diputada de Transportes y Obras Públicas, Itziar Garamendi.
La M-30 y la A-86 francesa
Con los cercanos ejemplos de los túneles de la madrileña M-30 y la superautopista A-86 francesa bien presentes, los técnicos forales han optado por el agua nebulizada pese a su alto coste -no se desveló cuál ha sido el desembolso total-. Su eficacia radica en la alta presión a la que se proyecta el agua, miles de gotas con una gran superficie específica que consiguen un intercambio de calor con el fuego que hace que la temperatura en el entorno baje rápidamente. En el caso del túnel de Bentazarra, la galería se ha dividido en 21 secciones de 24 metros de longitud cada una para tener 'a tiro' el foco de fuego en cualquier punto. El agua se rociará a más de 70 bares de presión, para lo cual se utilizarán 36 bombas de 36 kilovatios cada una que se alimentan desde un depósito de 300 metros cúbicos. A salvo de cortes eléctricos y «el mayor apagón que pueda darse en Bilbao», el 'cerebro' que activará los mecanismos en caso de accidente se encuentra ubicado en un punto indeterminado de la A-8 para evitar sabotajes.

elcorreo.com

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