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3.4.08
Los mejores cuerpos de Bilbao
Un bombero y una policía municipal compiten en la élite del duatlón de montaña y el atletismo, al tiempo que vigilan la seguridad de los ciudadanos
Entrenan de dos a cuatro horas al día y lo compaginan con su trabajo en los cuerpos de emergencia. Vicente García Cerrato, bombero del parque de Bilbao de 43 años, y Arantza Loureiro, policía municipal de 27, compiten en la élite del deporte. El primero partió ayer hacia Argentina para participar -«y ganar»- el campeonato del mundo de duatlón en montaña en la categoría de veteranos (más de 40 años).
La prueba se celebra el sábado en el volcán Lanin, «un paraíso natural» a 800 metros de altura. Consiste en correr primero siete kilómetros y medio por grandes pendientes -cuesta subir, pero «se baja a muerte»-; después, 30 kilómetros en mountain-bike, y otra vez carrera por el monte. «Serán tres horas de sprint total a 175 pulsaciones, el corazón se te sale por la boca. Es a ver quién aguanta más». Vicente ya ha ganado esta competición en categoría de Bomberos a nivel de España y Europa. Al final la mente se impone a la parte física. «Gané porque tenía más ganas que el segundo», dice convencido.
Para ello, ha de entrenar como mínimo tres horas al día, cinco días por semana, y comer limpio -hidratos de carbono, como espagueti y arroz blanco-, con lo que a él le gustan los dulces. «Soy muy comilón, la gente me ve así de guindilla y me dice: 'Pero come algo, mira cómo estás'. Pero, claro, yo gasto 4.000 ó 5.000 calorías al día frente a las 1.500 de alguien que no hace deporte». Vicente aprovecha la torre del parque de Garellano para subir las escaleras de siete pisos tres veces seguidas. Por no hablar del dinero, tiene que desembolsar una importante cantidad de su bolsillo, 2.000 euros para un viaje de 24 horas: en furgoneta de Bilbao a Madrid, dos vuelos a Buenos Aires y Bariloche y de ahí por carretera 200 kilómetros hasta Junín de los Andes.
-¿Compensa tanto sufrimiento?
-No compensa para nada. Lo hago porque me gusta, será por las endorfinas que libera el deporte. Llega un momento en que, en pleno esfuerzo, estás disfrutando de la agonía.
Arantza Loureiro es policía municipal de Bilbao desde enero de 2007. Salió a la calle a patrullar en mayo, pero aspira a convertirse en motorista de Tráfico. Su especialidad deportiva es la longitud, sobre todo los 100 metros vallas, aunque también los 60 vallas y lisos, al aire libre o en pista cubierta. Es subcampeona de España, no pudo ganar a una nigeriana nacionalizada española. Lleva entrenando desde los 10 años y busca tiempo cada día para correr o hacer pesas en el polideportivo de Zorroza.
Reconoce que su condición de velocista le beneficia en su trabajo. En estos meses ha tenido que perseguir a algún que otro delincuente, y los ha alcanzado. Pero, «no es lo mismo, llevas botas en lugar de zapatillas y encima vas con todo encima: la emisora...». Arantza cree que el ejercicio físico es fundamental para trabajar de policía o bombero, «al menos un mantenimiento». Vicente también lo tiene claro. «Estar en buena forma física, por encima de la media de la población, es importantísimo. Tienes que estar preparado para reaccionar de forma inmediata en un momento dado. Si hay que saltar una valla o rapelar para rescatar a alguien...».
Desconectar
Ambos saben que «el deporte de competición no es bueno para la salud». Arantza procura no pasarse ni hacer cosas que se salgan de lo normal. A Vicente le gustaría poder «practicar deporte con inteligencia», pero «si quieres ganar el campeonato del mundo tienes que ir a tope. Nunca voy a estar mejor que ahora. ¿Sabes cuándo desconecto?, cuando me lesiono, suelo tener esguinces de tobillo, entonces hago limpieza mental». Arantza, sin embargo, «lo pasa fatal». Si sufre sobrecargas, para «dos o tres días».
Por eso a Vicente le parece una buena idea la jubilación anticipada que reivindican bomberos y policías. «Imagine que hay un incendio en su casa y tienen que rescatarle por el balcón, ¿quién preferiría que llegara, un bombero atlético o un hombre de 63 años lleno de achaques? Es una cuestión de pura lógica». Ambos cuentan con apoyo familiar. «Mi hija de 10 años me dijo ayer que estaba orgullosa de mí, y eso no tiene precio», confiesa Vicente.
AINHOA DE LAS HERAS a.delasheras@diario-elcorreo.com
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