Sumergidos en la tercera jornada festiva, un lunes en el
que a algunos ya les cuesta madrugar, la Aste Nagusia afronta hoy un
momento histórico. En Bilbao no se inaugura cada día un espacio para los
'grandes' conciertos de las fiestas. Hagan memoria: Txurdinaga, la
Plaza del Gas, Botica Vieja... y desde esta noche el Espacio Karola. El
cuarto en 35 ediciones. La explanada del Museo Marítimo se estrena a
medianoche como escenario musical gratuito marcado por sus peculiares
características físicas y su reducido aforo. Cabrán «8.550 espectadores y
ni uno más. Para que no haya riesgo». Así lo ha decidido el
Ayuntamiento, que ha elaborado un plan de seguridad sin precedentes para
la zona. Habrá buzos en la ría, cámaras contando personas, cierre del
acceso cuando se llegue al límite de espectadores permitido... la
actuación de Juan Magán el próximo sábado se presenta como el momento
«crítico» para el dispositivo. «Karola no es un área especialmente peligrosa, su
limitación es el espacio disponible para los espectadores. Si en un
momento se dice que no entra nadie más, no entra nadie más».
Quien habla
es Andoni Oleagordia, director de Protección Civil y el cuerpo de
Bomberos de Bilbao. Coordinará un protocolo de seguridad al que sólo
acecha una «incertidumbre»: el flujo de gente. «No sabemos si el nuevo
emplazamiento y los conciertos programados animan o desaniman»,
reconoce, «pero la zona lo soportará bien», asegura.El nuevo espacio musical se sitúa entre los bajos del
puente Euskalduna y la grúa Carola, en el muelle Ramón de la Sota. Un
área de 6.039 metros cuadrados, ocupada a partes iguales por el
escenario y los asistentes. Pese a que existen varios accesos naturales a
la zona, la única entrada al recinto musical se ubicará en el muelle de
Olabeaga, el resto quedarán clausuradas y sólo podrán utilizarse como
salidas al acabar los conciertos. El control de la asistencia se ha
convertido en una obsesión para el Ayuntamiento, que ha instalado
cámaras de conteo por primera vez para un evento de estas
características. Los dispositivos, lentes especiales, pixelarán la
imagen para sumar y restar al momento la gente que entre y salga del
Espacio Karola. Podrá saberse el aforo en tiempo real y cerrar el acceso
cuando se alcance el límite. La entrada tendrá forma de 'zig-zag' para
facilitar el hipotético corte.
-¿Creen que si se tiene que impedir el paso la gente lo entenderá?
- En Botica Vieja podíamos ser elásticos con el aforo,
aquí no. Por mucho que presionen no hay nada que hacer y la gente debe
entenderlo.
Por si hubiera quien no lo asume de buen grado, los
aproximadamente quince miembros de los equipos de seguridad que
custodiarán los accesos tendrán el apoyo de hasta, según el concierto,
30 policías municipales y la Ertzaintza.
Festivales con sillas
No es la primera vez que el muelle Ramón de la Sota se
habilita como zona de conciertos. Aunque no tan masivos. «Eran
festivales pequeños, con sillas para los espectadores y el escenario
aguas abajo», recuerda Oleagordia. Nada que ver con la que se avecina a
partir de hoy. «Hay que prevenir empujones, avalanchas, caídas,
lipotimias, uso de psicotrópicos, alcohol...», enumeran los responsables
de Seguridad.
Una de las primeras acciones desarrolladas ha sido vallar
el perímetro del muelle. Reforzar las barandillas existentes evitando
que la gente se precipite al agua. Si llegara a pasar, cuatro buzos del
equipo de salvamento de los Bomberos recorrerán permanentemente la zona
con una 'zodiac'. También se acotará la 'Carola', para que nadie tenga
la tentación de escalarla, y el puente del Euskalduna. Una verja
metálica opaca impedirá seguir los conciertos desde las alturas. La
infraestructura «no está preparada» para tales fines y quiere impedirse
el lanzamiento de objetos.
Con todo preparado, solo queda que arranque el
espectáculo. «Viendo cómo es la entrada a un concierto, ya se sabe si va
a dar problemas. Si la gente va con tiempo, lo lógico es que el acceso
vaya bien», explican en el Consistorio. El hip hop de Public Enemy abre
hoy la escena. Le seguirán Ana Torroja, Celtas Cortos, un grupo de DJs y
Esne Beltza. Y por supuesto, Juan Magán. Sus ritmos 'electro-latinos'
prometen poner a prueba el Espacio Karola la última noche de fiestas. El
pasado 3 de febrero el artista catalán ya actuó en Bilbao en un
concierto de pago. Inicialmente reservó el pabellón de La Casilla, pero
la rapidez con que se vendieron las entradas obligó a los organizadores a
trasladar el evento al Bizkaia Arena de Miribilla. 6.500 personas, que
pagaron entre 21 y 24 euros, abarrotaron el recinto aquella jornada.
elcorreo.com
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